¡Dejarse llenar!
Dice Dios: ¿Cómo puedo llenarte tu corazón si lo tienes lleno de tonterías, como el odio, el rencor, la envidia…?
Un pobre fue a pedir a la casa de un rico. El rico le lanzó una piedra. El mendigo la cogió y la guardó en su mochila diciéndose: “La guardaré hasta el día que pueda lanzártela”. Así pasó los años, con el peso de la piedra y engordando la rabia y la venganza.
¿Quién no ha dicho u oído: “Algún día me las pagarás” o “Ésta te la guardo”? Como el mendigo vamos llenando nuestro corazón con piedras que nos lanzan y odios que engordamos. ¡No le dejamos lugar a la gracia de Dios en nuestro corazón! Cuando te lancen un desperdicio no lo recojas. Cuando te ofendan desprecia la ofensa y déjala a la puerta del que te la ha lanzado.
- ¿Tienes siempre en tu corazón lugar para Dios?
- ¿Llevas tu mochila llena de ofensas y desprecios?
- ¿Eres rico para perdonar y pobre para ofender?
Julián Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario